Hay una garra adentro del estómago, apretando.
Estas esperando el momento en el que se te caigan, finalmente, los ojos para dejar de llorar.
Agarras el teléfono y marcas pensando que te van a contestar.
Sabes que no tenes mucho tiempo, así que no perdes.
Pasan a visitarte hombres en batas blancas.
Susurran a tu oído palabras indecibles,
macabros del vudú.
Tu cabeza cae a un costado
y ves unos ojos que te miran.
Hace cuánto estaban?
La boca expulsa un liquido espeso de color blanco
con trazas rojas sanguinarias.
Decidís quemarte con fuego
y salis a buscar aquellos zafiros
que te llaman de lejos.



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