Descomposición

Una sombra se escapó del infierno.
Sigilosa se acerca y me roza,
suave y dulcemente se mete bajo mi piel.
No tengo miedo, no duele.
El intercambio energético sucede
y solo entonces nos fusionamos.
El tiempo curioso parece detenerse a mirarnos...
a acecharnos.
Espera sentado a ver como las cosas caen por su propio peso
y más tarde cuando caiga la noche,
llevarse todas las flores de regreso.
Su esencia logra atravesarme,
desnudándome
haciéndome transparente y habitable.
Mas decidí no dedicarle poemas de amor,
de esos que son sólo otra forma de revolcarse en el barro de la mente.

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