La hija del diablo

Hoy mi camino se divide en un millón de cortadas peligrosas. No me quiero arriesgar a lastimar mi piel, porque me cuesta volver a cicatrizar otra vez y las cascaritas me molestan.
Me encanta jugar, correr, reirme, malabarear, gritar y sentarme a descanzar. Pero me da miedo la oscuridad porque no se que es lo que hay en ella. No se lo que se esconde detrás de una hermosa máscara bien adornada, ni lo que hay detrás de la puesta en escena de una hermosa obra de teatro. Como las monedas cuando giran en el aire, no sabemos si es cara o cruz y es justo en ese momento que mis piernas empiezan a temblar.
No voy a llorar sobre hipótesis e hipotenusas y tampoco me voy a recostar en una cama de flores que flota sobre la nada. Tengo lo ojos abiertos hace rato, se como soy y no voy a cambiar mi esencia por caprichos ajenos ni por palabras sordas. Me propongo descubrir qué se esconde detrás de todo el maquillaje y las luces, pronto.
Me asusta no saber lo que puedo llegar a encontrar en ese lugar oscuro y recóndito llamado mente.

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