"La imagen de sus ratos más felices, hasta ahora siguen siendo su motor"
No te va gustar - Clara

Podria escribir algo un poco bajon..pero en cambio quiero contarles un poco un sueño que tuve hace tiempo:

Entre al subte como de costumbre, pero esta vez decidí no pagar el subtecard. Así que como vi que los dos guardias estaban dormidos, tome mi oportunidad y me lance. Baje las escaleras, y cuando llegue al subte vi que tenía que mostrar mi subtecard , como yo no lo había comprado me invente una pequeña mentira, dije “mi subtecard se acabo, me quedaba solo un pase y olvide que tenía que comprar más”. El vendedor desde la ventanilla me miro con cara sospechosa y entonces me pregunto cuánto iba a pagar, le dije que pagaría dos pesos. Cuando le entregue el dinero, le sonreí y me devolvió una moneda de un peso en lugar de una tarjeta.Pude pasar, una vez adentro del subte elegí un lugar y me senté. Fue un viaje largo pero finalmente había llegado. Baje del tren, y empezé a caminar por las viejas calles de tierra. Eran las cuatro del mediodía, decidí volver a la fila. Esta, era más larga que antes, pero no me importo así que me quede a esperar mi turno. En eso llega mi amiga Caty, empezamos a hablar y decidimos ir al campo de ella que no estaba lejos de ahí. Caminamos un buen rato hasta llegar a un bosque, en el cual pasamos toda la tarde hablando y contando historias. Cayó la noche, el bosque estaba oscuro, las flores de color y los pastos verdes ya no eran iguales, todo se pintaba de un color negro azabache que nada dejaba ver. Fue entonces cuando Caty me pidió salir de allí, no porque tuviera miedo sino porque debía irse. Subimos la colina que nos llevaba hacia la salida, en ese momento escucho unos caballos relinchar. Dije “Que raro que relinchen a esta hora.”, Caty me respondió que era porque tenían hambre y entonces el horario para alimentarlos era a la noche. Seguimos nuestro asenso, llegamos a una tranquera. Pensé primero en pasar por debajo de ella, pero cuando pensé que tenía que haber alguna otra manera pensé en un alambre que la sostenía, efectivamente fue así, quite el alambre y salimos del bosque. Había un farol que alumbraba con una luz blanca muy potente, gracias a ella pude ver la casa de barro y a aquel hombre que me preguntaba que hacía en el bosque a esa hora. No le respondí y seguí caminando, el sol empezaba a salir y al lado mío se encontraba caminando a mi par, un chico con una caja en la mano. Nos dirigíamos en la misma dirección, íbamos a la fila nuevamente. Cuando llegamos a una esquina, nos encontramos con dos hombres, unos estaba caminando hacia la fila y el otro estaba parado al lado de una casa. El hombre que estaba parado grito que para llegar más rápido a la fila teníamos que tomar el camino paralelo al que seguíamos, pero no me importo y seguí mi camino hacia delante, el otro hombre siguió mi camino, este tenía pelo negro, largo, enrulado, era alto y tenía barba. Pero el chico que sostenía la caja, decidió apurarse e ir por el camino que hablaba el señor. Entonces el hombre que caminaba conmigo dijo “no voy a dejar que me gane”, y a continuación apuro el paso. Llegamos a la fila, esta vez era mucho más larga que antes, la fila ocupaba dos cuadras de largo.




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